6 de mayo de 2025
¿Qué es y para qué sirve el Inventario Nacional de Glaciares?

El 7 de junio de 2018, se publicaron los resultados del primer Inventario Nacional de Glaciares, a partir del cual se relevaron más de 570.000 km² en toda la cordillera de los Andes y las islas del Atlántico Sur.
El inventario de glaciares es un relevamiento que debe realizarse cada cinco años, según lo que establece la Ley Nacional de Glaciares N° 26.639, la cual además prevé los presupuestos mínimos para la preservación de los glaciares y del ambiente periglacial. Dicho inventario comprende actualmente el relevamiento de cuerpos de hielo en 11 provincias. En el primer informe se presentaron datos finales de seis subcuencas hidrográficas, donde se continúan realizando relevamientos más detallados. La Subsecretaría de Ambiente tiene, entre sus funciones establecidas en el artículo 10 de la ley, la coordinación de la realización y actualización del inventario, que se debe realizar a través del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA). El inventario permite individualizar todos los glaciares y geoformas periglaciares que actúan como reservas hídricas existentes en el territorio nacional y registrar así toda la información necesaria para su adecuada protección, control y monitoreo. El 7 de junio de 2018, se publicaron los resultados del primer Inventario Nacional de Glaciares, a partir del cual se relevaron más de 570.000 km² en toda la cordillera de los Andes y las islas del Atlántico Sur. En 2024, luego de transcurridos 6 años de la publicación anterior, a través de la Resolución 142/2024 se aprobó la publicación de la actualización del inventario, la cual solo comprende la región de los Andes Desérticos. Dicho informe se encuentra disponible en el sitio web del ING y es de libre acceso. ¿Qué información hay en el inventario? Debido a la extensión del área a inventariar y a la gran diversidad de ambientes existentes a lo largo del país, el ING fue organizado en grandes regiones, dividiendo Los Andes de Sudamérica en Andes Áridos, en el sector norte, y Andes Húmedos en el sur. A su vez, subdividió los Andes áridos en Andes desérticos y centrales, y los Andes húmedos en Andes del norte de la Patagonia o Andes de la región de los lagos y Andes del sur de la Patagonia o Andes patagónicos. Andes Desérticos (22° S - 31° S), que es el sector cuyo relevamiento fue recientemente publicado, incluye todo el noroeste argentino y el sector norte de la provincia de San Juan, incorporando la cuenca del río Jáchal. Por otra parte, el ING se organiza en tres niveles de monitoreo. El primer nivel es un relevamiento del estado general, que se actualiza cada cinco años y busca determinar la cantidad, ubicación y superficie de los cuerpos de hielo. El segundo nivel consiste en un análisis de cuál ha sido la dinámica y cómo han variado su tamaño y desplazamiento. Y el tercero responde a los parámetros físicos que rigen el comportamiento de los cuerpos de hielo. Se estudia y determina el volumen de agua que contienen, cómo es la topografía bajo ellos, cuál es su aporte a la escorrentía de los ríos, cómo reaccionan frente a las condiciones meteorológicas actuales o cómo lo harían frente a los escenarios climáticos futuros. El monitoreo en los glaciares constituye un indicador del estado de salud de los glaciares, y por ello estos estudios se realizan en sitios específicos a lo largo de los Andes y constituyen la base para interpretar los cambios de forma (largo y área), volumen y dinámica de glaciares obtenidos a partir de datos de sensores remotos. La región de los Andes desérticos, que comprende la primera actualización del inventario, incluye el sector alto de cuencas del noroeste argentino, desde la del río Pilcomayo, en el norte, hasta la del río Jáchal, en el sur. La región incluye sectores de las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja y San Juan En la publicación, se hace referencia a la importancia de estos fenómenos naturales para la vida de las poblaciones. “Los pobladores que viven en las localidades andinas y con quienes personal del ING pudo conversar, tienen una directa relación con este ambiente y sus flujos hídricos, los cuales son clave para su subsistencia (…) y tienen un conocimiento acabado del recorrido del agua, de su estado, de la nieve y de la formación de hielo en alta montaña. También notan los cambios en el estado de ríos, arroyos y vertientes, en la flora presente en el lugar, distinguiendo su variedad, magnitud y forma (…) Además, de reconocer los cambios, los pobladores pueden ponderar las causas de los mismos y diferenciar si son parte de ciclos naturales, o si se deben a procesos mayores asociados al calentamiento global o a proyectos económicos gestionados en la zona”, señalan en el ING.
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