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19 de julio de 2025

Adopción en La Rioja: actualmente hay 12 niños que esperan ser adoptados

En Argentina hay 2.236 niños que esperan encontrar una familia. La cifra de postulantes cayó drásticamente en los últimos años. En La Rioja el número de adopciones es muy bajo. En lo que va del año, hubo una sola adopción de un bebé y el año pasado fueron tres, incluido el primer caso de una adopción de un menor de 14 años por parte de una pareja homoparental.

Hace una semana, La Rioja anunció una nueva convocatoria abierta de adopción para dos menores de 11 años de la provincia. Fue realizada por el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos de la provincia de La Rioja (RUAGA – LR) y el Juzgado de Menores de la Primera Circunscripción Judicial.

En la primera circunscripción judicial de La Rioja hay 12 niños considerados judicialmente en situación de adoptabilidad. La mayoría corresponde a perfiles de mayores de edad con discapacidad o forman parte de grupos de hermanos, lo que genera una menor demanda entre los aspirantes a adopción.

¿Qué dicen las estadísticas en Argentina?

Según datos oficiales, al 1 de julio pasado había 2.236 postulantes inscriptos en la base de datos del RUAGA. El 55% están activos, mientras que el resto no están disponibles temporalmente por alguna causa, como estar en un proceso de vinculación, necesitar una reevaluación o haber realizado un cambio de domicilio.

De los 1.233 postulantes que estaban activos, el 71,29% eran matrimonios o uniones convivenciales, mientras que el resto eran monoparentales.

La cifra de postulantes cayó considerablemente en los últimos años. En octubre de 2014, por ejemplo, había más de 7 mil inscriptos. En 2018, la cifra bajó a 4.580. Y llegó a 1.731 a fines de 2023, aunque este año hubo un repunte. Los especialistas creen que dichas estadísticas son un reflejo de la caída de la tasa de natalidad y la mejora en las técnicas de reproducción.

Según el último reporte de la DNRUA, el 85,12% de las solicitudes actuales se postuló para adoptar niños de hasta 3 años.

A su vez, el 70,48% postuló para adoptar a un niño sólo, lo que también marca un cambio de época: a fines de 2020 el 51,20% se había inscripto aceptando la adopción de dos o más menores.

Situación en La Rioja

La abogada Alicia Valdez (MP 1616), jueza de Menores Transitorios de la Primera Circunscripción Judicial de La Rioja, habló con META O VERSO y brindó detalles sobre el sistema y el número de niños que esperan encontrar una familia. “La mayoría tienen más de 6 años y son grupos de hermanos o adolescentes”, explicó.

En La Rioja, el proceso de adopción está atravesado por múltiples realidades, desde recién nacidos cuyas madres deciden entregar voluntariamente en adopción, hasta menores que han sufrido vulneraciones graves en su entorno familiar.

El RUAGA es un sistema provincial que se articula con la Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (DNRUA). "El registro tiene la función de inscribir y evaluar a quienes se postulan para adoptar. Aunque es provincial, está integrado al sistema nacional", detalló Valdéz.

Actualmente, en La Rioja hay 12 niños en situación de adoptabilidad. “La mayoría pertenece a franjas etarias que suelen tener menos postulantes: segunda infancia, adolescencia o grupos de hermanos”, advirtió la magistrada.

Sobre la cifra de familias inscriptas, aseguró que es difícil de precisar. “El número de postulantes es muy variable, porque depende de la disponibilidad adoptiva. Algunas familias están dispuestas a adoptar niños de ciertas edades o con determinadas condiciones de salud, y otras veces responden que no están disponibles en ese momento por cuestiones personales”, añadió la jueza Valdez.

Situación en Argentina

META O VBERSO dialogó también con la abogada Valeria Liria (MP 136, folio 334), integrante de la agrupación Militamos adopción, quien derribó un mito sobre la adopción. "La mayoría cree que el proceso para adoptar es burocrático y difícil, pero en realidad no lo es", sentenció. "Hoy, la inscripción en el RUAGA se realiza de manera completamente virtual y los requisitos no son más complejos que los de otros trámites en plataformas digitales. Sin embargo, lo que genera demoras y frustraciones no es el sistema, sino la distancia entre las expectativas de los postulantes y las realidades de los niños y niñas en condiciones de ser adoptados”, explicó.

“Hay una idea instalada de que hay muchos bebés en condiciones de ser adoptados, pero eso no es cierto”, insistió Liria a la hora de tumbar mitos sociales. La mayoría de los niños que esperan una familia tienen más de 5 años y muchos son parte de grupos de hermanos o presentan alguna discapacidad o condición de salud. Sin embargo, el 80% de los legajos activos en el RUAGA están disponibles solo para adoptar niños entre 0 y 5 años, y más del 70% de los postulantes se ofrecen para adoptar únicamente a un niño.

Esto genera una desconexión profunda. Según datos actuales, de los 2.236 legajos activos en el país, apenas el 1% de los niños en condiciones de adoptabilidad tiene menos de 5 años. "Entonces, claro, si alguien se anota para adoptar un bebé, probablemente espere años. Y ahí es cuando se cree que el trámite es burocrático", concluyó Liria.

Testimonio de una familia unida por la adopción

La historia de esta familia comenzó a transformarse el 11 de mayo de 2022, cuando Valeria y Juan enviaron un correo electrónico respondiendo a una convocatoria pública de adopción. “Lo habíamos visto muchas veces, siempre leíamos, investigábamos. Hasta que un día decidimos mandar nuestros datos", recordaron.

Menos de un mes después, el 7 de junio, recibieron el llamado desde el juzgado: su carpeta había sido seleccionada junto con otras para iniciar entrevistas.

Lo que siguió fue un proceso de evaluación riguroso: entrevistas con defensores oficiales, asistentes sociales, psicólogos y la jueza del caso. Y, finalmente, el 4 de septiembre de ese mismo año conocieron a los tres hermanos que hoy son sus hijos: una nena de 14 años, un varón de 10 y el menor, de 6.

El 23 de septiembre, menos de tres semanas después, los tres niños dejaron el hogar donde vivían desde hacía más de 3 años para comenzar una nueva vida junto a sus padres adoptivos.

“Fue su última oportunidad para que no los separaran”, recordó Valeria. “Porque cuando crecen, los mayores suelen ser vistos como un obstáculo para la adopción conjunta. A veces les preguntan si quieren apartarse del proceso, si están dispuestos a dejar que sus hermanos menores tengan una oportunidad. Es desgarrador”, añadió.

Hoy los tres hermanos viven con sus nuevos apellidos, con una sentencia de adopción firme y con una nueva vida, aunque sin perder sus raíces. “Seguimos en contacto con el hogar. Una de las chicas que crió al más chiquito viene a los cumpleaños; hacemos videollamadas. Para ellos, ese lugar fue muy importante; les salvó la vida”.

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